Sellos de Andorra


El 1 de enero de 1928 es inaugurado oficialmente el correo español en el Principado de Andorra, con la primera emisión de sellos de Andorra. Su administración principal es instalada en la capital del Principado. Con la apertura de estas oficinas postales, se emiten los primeros sellos de andorra propios para el correo español en Andorra, con lo que se daba cumplimiento a lo estipulado en 1878 por la UPU.

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Sellos de Andorra, filatelia andorrana.

En el año 1929, Correos puso a la venta la primera serie de sellos de Andorra con el nombre de Andorra y con temas de los Valles. La Poste francesa hizo lo mismo en 1932 con el nombre de Vallées d’Andorre. Ello no obstante, estas emisiones de sellos no se regularizaron hasta los años 60 en el caso de los franceses y hasta los 70 en el de los españoles. La explicación de este cambio en las emisiones se tiene que hallar en un aumento cuantitativo y en una mejora cualitativa del servicio y en la voluntad de satisfacer la demanda potencial de los coleccionistas.

Hoy, la existencia de los sellos de Andorra ya no depende exclusivamente de los privilegios arancelarios, sino, también, de su capacidad de darse a conocer como un país más de Europa. Una de las maneras de manifestar esta realidad es a partir de las emisiones de sellos, que, a pesar de la pérdida de protagonismo del correo convencional, todavía conservan el poder evocador de las imágenes.

Cada año, el Gobierno de Andorra, junto con La Poste y Correos, prepara una emisión de sellos de Andorra (entre 12 y 15 al año) de temática andorrana. Desde principio de los años ochenta, el Gobierno compra los sellos de temática andorrana que emiten Correos y La Poste para conservarlos. Cada nueva adquisición se digitaliza para, en un futuro, poder mostrarla a la población. Todos los sellos emitidos por las dos administraciones de correos se pueden adquirir en esta web

La historia del correo de Andorra se ha caracterizado por la voluntad de ampliar la distancia y de reducir el tiempo entre el emisario y el receptor de un mensaje. A pie, a caballo, sobre ruedas y, finalmente, con impulsos eléctricos se ha conseguido una sensación real de inmediatez que permite soñar con la idea de un mundo global. El teléfono, el fax, el correo electrónico e Internet son los últimos canales de comunicación sobre los que se basa la construcción de este hipotético nuevo espacio.

Hoy, desde cualquier lugar la tecnología permite superar las antiguas fronteras. Ahora bien, estas nuevas relaciones difícilmente ultrapasan los límites internos marcados por una arraigada noción de dentro y fuera o de nosotros y ellos. El progreso ha mejorado la eficacia y la rapidez, pero la comunicación no va más allá de una plaza en un día de mercado.